Cuando ha sonado el despertador, lejos de levantarme presto para apañarme e ir puntualmente hacia el currelo, me he quedado remoloneando en la camota, embelesado en mis ensoñaciones erótico-festivas. El caso es que cuando he logrado levantarme, ya era un pelín tarde, pero bueno, al menos el tren iba bastante descargado y he ido sentadito todo el trayecto, escuchando musiquita y observando a la gente dormir, en concreto a un pavo calvorota con gafulis, que parecía realmente en trance. Cuando he llegado a Sol, el pavo seguía sobando tan ricamente. Me pregunto si no se habrá pasado de parada y todo, pero eso es algo que jamás sabré, ¿y acaso me importa? no... La verdad es que me la suda, bastante tengo con no quedarme dormido yo mismo...
Una voz por la ventana de la oficina:
"El tapicero señora. Tapizamos sillas, sillones, tresillos..."
¿Señora? ah claro, se me olvidaba que los hombres no tapizan. Jamás.
Una voz desde el otro lado de un monitor cercano:
-¿Queréis un trozo de bocadillo?
-¿Qué?- digo con mala hostia mal disimulada.
-¿Que si alguien quiere un trozo de bocadillo?
Este tío es tonto.
-No gracias- le respondo.
Acabo de zamparme un bocata enorme, no necesito tu mierda de bocata del puto Pans & Company...
Ahora el tío empieza a hacer ruido mientras mastica, es insoportable, solo lo hace para llamar la atención, en plan "mirad, tengo un bocata del puto P&C y lo estoy masticando en el trabajo, qué cool soy". Es patético y pueril, joder. Y asqueroso, demasiadas cosas asquerosas y pensamientos malrollistas.
¿Eres de los que deciden y actúan, de los que hablan sin temor ni recato, de los que son capaces de expresar lo que piensan sin subterfugios, sin velos ni alegóricas exposiciones de sus turbulentos pensamientos?
¿O eres de los que callan y esperan, hasta que olvidan?
miércoles, 26 de agosto de 2009
jueves, 23 de julio de 2009
Política de Capación
Qué graciosa que es la censura cibernética en mi curro. Esta mañana, en un impass de mi duro quehacer diario, he decidido distraer mi atención unos instantes, echándole un vistazo al blog, y se me ha ocurrido ponerme a recordar viejos tiempos, leyendo algunas entradas antiguas y al pinchar sobre una de ellas, me ha aparecido la pantallita que ponen cuando tratas de entrar en un sitio capado por el sistema informático de la empresa. Me ha extrañado bastante, ya que nunca he tenido problemas para visualizar mi blog. Luego he caído. El título de la entrada contiene la palabra sexo. Nuestros simpáticos responsables nos capan las páginas donde la palabra sexo aparezca en la dirección web, independientemente del contenido de la página, claro, es lo que tiene la informática, supongo.
Aún más sorprendente me ha parecido el hecho de que no se me permitiera meterme en un artículo del El País donde se hablaba de las playas nudistas. Imagino que la dirección web del artículo contendrá alguna palabra que haga que el protocolo de capación de páginas se active, imagino que la palabra será "nudista" ¿?.
Seguiremos informando.
Aún más sorprendente me ha parecido el hecho de que no se me permitiera meterme en un artículo del El País donde se hablaba de las playas nudistas. Imagino que la dirección web del artículo contendrá alguna palabra que haga que el protocolo de capación de páginas se active, imagino que la palabra será "nudista" ¿?.
Seguiremos informando.
Spanish Summer Rain
Hoy me he sentado junto a la ventana en el tren, a la altura de Villaverde Alto...
Cuando he salido de casa he sentido el típico calorcillo que percibo últimamente al salir a la calle, pero de un modo distinto. El cielo estaba parcialmente nublado y una suave brisa animaba a pasar del curro y sencillamente dar un paseíto. Hay un trozo del camino a la estación en el que siempre me da el sol de cara, pero en esta ocasión... qué coñazo.
El caso es que al llegar a Villaverde Alto, he conseguido sentarme junto a la ventana, y el cielo estaba con claros y nubes, con aspecto de que una tormenta veraniega iba a caer de un momento a otro. Y deseé que así fuera, lo deseé intensamente. Tenía la sensación de que si no se ponía a llover, el cielo sencillamente estallaría, como cuando alguien acaba de pasar por una situación muy intensa desde el punto de vista emocional y tiene que aguantar el tipo hasta que sencillamente rompe a llorar al conseguir sentirse en soledad. Pues tenía yo la sensación de que al cielo esta mañana le pasaba lo mismo, casi podía sentir la tensión en el ambiente, por así decirlo...
Finalmente, cuando he salido del metro, que por cierto, casi me paso de parada al ir emparrao leyendo el periódico y he tenido que pasar la puerta de un salto mientras se cerraba, a lo Indiana Jones, ante la atónita mirada de los soñolientos viajeros. Pero bueno, la cosa es que al salir a la calle, he respirado el aire fresco y he sentido cómo algunas gotillas caían sobre mi cada vez más despoblada cabeza (tanto de pelo como de ideas) y me he sentido algo aliviado mientras caminaba distraídamente con dirección a la oficina.
Afortunadamente, mi departamento se encuentra pegadito a la fachada del edificio, y por tanto disfrutamos del hecho de tener ventanas (otros no tienen tanta suerte). El caso es que a eso de las 8:30 se ha puesto a diluviar que te cagas, durante apenas unos treinta segundos. Pero ha sido estupendo, hemos abierto las ventanas y el ambiente se ha refrescado, la calle, el mundo, como el que se desahoga en soledad (llorando, quiero decir. Malpensados...).
Cuando he salido de casa he sentido el típico calorcillo que percibo últimamente al salir a la calle, pero de un modo distinto. El cielo estaba parcialmente nublado y una suave brisa animaba a pasar del curro y sencillamente dar un paseíto. Hay un trozo del camino a la estación en el que siempre me da el sol de cara, pero en esta ocasión... qué coñazo.
El caso es que al llegar a Villaverde Alto, he conseguido sentarme junto a la ventana, y el cielo estaba con claros y nubes, con aspecto de que una tormenta veraniega iba a caer de un momento a otro. Y deseé que así fuera, lo deseé intensamente. Tenía la sensación de que si no se ponía a llover, el cielo sencillamente estallaría, como cuando alguien acaba de pasar por una situación muy intensa desde el punto de vista emocional y tiene que aguantar el tipo hasta que sencillamente rompe a llorar al conseguir sentirse en soledad. Pues tenía yo la sensación de que al cielo esta mañana le pasaba lo mismo, casi podía sentir la tensión en el ambiente, por así decirlo...
Finalmente, cuando he salido del metro, que por cierto, casi me paso de parada al ir emparrao leyendo el periódico y he tenido que pasar la puerta de un salto mientras se cerraba, a lo Indiana Jones, ante la atónita mirada de los soñolientos viajeros. Pero bueno, la cosa es que al salir a la calle, he respirado el aire fresco y he sentido cómo algunas gotillas caían sobre mi cada vez más despoblada cabeza (tanto de pelo como de ideas) y me he sentido algo aliviado mientras caminaba distraídamente con dirección a la oficina.
Afortunadamente, mi departamento se encuentra pegadito a la fachada del edificio, y por tanto disfrutamos del hecho de tener ventanas (otros no tienen tanta suerte). El caso es que a eso de las 8:30 se ha puesto a diluviar que te cagas, durante apenas unos treinta segundos. Pero ha sido estupendo, hemos abierto las ventanas y el ambiente se ha refrescado, la calle, el mundo, como el que se desahoga en soledad (llorando, quiero decir. Malpensados...).
jueves, 2 de julio de 2009
Ortografía y Morfología de la Libido
Hoy estaba pensando en sexo y me ha venido a la mente la palabra libido, la cual tiene la siguiente entrada en el diccionario de la RAE:
libido.
(Del lat. libido).
1. f. Med. y Psicol. Deseo sexual, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica.
Llamo la atención de los lectores acerca del hecho de que la palabra carece de tilde, lo cual indica que se trata de una palabra llana, es decir, que el acento recae en la penúltima sílaba (el acento ortográfico, o sea, la tilde, no se pone debido a que la palabra es llana y termina en vocal). Pongo esto de manifiesto porque lo más habitual es escuchar la palabra libido pronunciada como *líbido (es decir, como esdrújula en lugar de llana) lo cual es incorrecto.
Otra característica curiosa de la palabra es que es de género femenino pese a tener su terminación en o, desinencia que, como todos sabréis, suele ser en castellano indicadora de género masculino. Curioso ¿verdad?
Animo a los lectores a pronunciar la palabra con corrección, ya veréis lo bien que quedáis en las reuniones sociales.
libido.
(Del lat. libido).
1. f. Med. y Psicol. Deseo sexual, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica.
Llamo la atención de los lectores acerca del hecho de que la palabra carece de tilde, lo cual indica que se trata de una palabra llana, es decir, que el acento recae en la penúltima sílaba (el acento ortográfico, o sea, la tilde, no se pone debido a que la palabra es llana y termina en vocal). Pongo esto de manifiesto porque lo más habitual es escuchar la palabra libido pronunciada como *líbido (es decir, como esdrújula en lugar de llana) lo cual es incorrecto.
Otra característica curiosa de la palabra es que es de género femenino pese a tener su terminación en o, desinencia que, como todos sabréis, suele ser en castellano indicadora de género masculino. Curioso ¿verdad?
Animo a los lectores a pronunciar la palabra con corrección, ya veréis lo bien que quedáis en las reuniones sociales.
viernes, 26 de junio de 2009
Alberto Es un Triunfador
Alberto es un triunfador. A sus veintitantos trabaja en una compañía prestigiosa, viste traje y lleva el pelo engominado de punta y una perpetua sonrisa de autosuficiencia en sus labios cuando comenta con sus compañeros de oficina la calidad del culo de la tía con la que se ha cruzado en el metro.
Alberto tiene una novia pija y tonta de la que obtiene prestigio social entre sus amigos y familiares. A cambio, ella obtiene alguien a quien explotar psicológicamente a cambio de sexo. Ella cree que Alberto se desvive por complacerla en todo y que lo tiene en la palma de la mano, cuando en realidad él la engaña permanentemente con cualquier tía lo bastante corta de miras y con el suficiente poco amor propio como para liarse con él. A Alberto no le cuesta mucho encontrar chicas así y solo necesita un poco de interpretación para conseguir lo que quiere de ellas. Por supuesto, las chicas son plenamente conscientes de ello y también interpretan su papel. No es más que un juego y tod@s juegan.
Alberto tiene unos amigos con los que interpreta el papel de sinvergüenza machista cuando se reúnen en el bar de turno. Cuando no hablan de lo tontas que son las tías a las que se follan, comentan con vehemencia las novedades del mercado de fichajes de la Liga.
Alberto tiene unos padres orgullosos que piensan que su hijo es la mejor persona del mundo porque va a trabajar en traje y tiene una novia mona.
A Alberto no le importa nadie salvo sí mismo y es feliz.
Alberto es un triunfador.
Alberto tiene una novia pija y tonta de la que obtiene prestigio social entre sus amigos y familiares. A cambio, ella obtiene alguien a quien explotar psicológicamente a cambio de sexo. Ella cree que Alberto se desvive por complacerla en todo y que lo tiene en la palma de la mano, cuando en realidad él la engaña permanentemente con cualquier tía lo bastante corta de miras y con el suficiente poco amor propio como para liarse con él. A Alberto no le cuesta mucho encontrar chicas así y solo necesita un poco de interpretación para conseguir lo que quiere de ellas. Por supuesto, las chicas son plenamente conscientes de ello y también interpretan su papel. No es más que un juego y tod@s juegan.
Alberto tiene unos amigos con los que interpreta el papel de sinvergüenza machista cuando se reúnen en el bar de turno. Cuando no hablan de lo tontas que son las tías a las que se follan, comentan con vehemencia las novedades del mercado de fichajes de la Liga.
Alberto tiene unos padres orgullosos que piensan que su hijo es la mejor persona del mundo porque va a trabajar en traje y tiene una novia mona.
A Alberto no le importa nadie salvo sí mismo y es feliz.
Alberto es un triunfador.
jueves, 25 de junio de 2009
Paseo Nocturno
Esta noche no he podido evitar la tentación. Necesitaba respirar aire libre. Notaba un suave pero persistente palpitar en mi cabeza debido a la cerveza ingerida durante toda la tarde. He cogido el ipod y he salido de casa. Me he puesto el último álbum de Placebo y he caminado en silencio hasta la carretera, cruzando el pequeño parque que linda con la autopista hasta un banco oculto de la luz mortecina de las farolas. Me he sentado mientras la brisa nocturna acariciaba mi rostro, observando el resplandor incesante de los faros de los coches que atravesaban velozmente el asfalto al otro lado la valla metálica. En mi cabeza había una extraña mezcolanza de pensamientos. De repente me sentí muy cansado, así que regresé atravesando las calles en obras, atrapado entre las fachadas y las vallas… no recuerdo nada más.
miércoles, 24 de junio de 2009
De Lágrimas y Modus Vivendi
Aunque apenas me haya dado cuenta de ello, mi vida ha cambiado. Uno podría pensar que el cambio de domicilio hacia la independencia ha debido suponer una variación radical en mi modus vivendi. No obstante, son los pequeños detalles los que me han hecho percibir el cambio, porque considero que, en lo fundamental, mi vida no ha cambiado tanto.
Uno de los detalles asociados a mi nueva situación ha sido el cambio en la elección del medio de transponte utilizado a diario para desplazarme al trabajo; básicamente he sustituido el autobús por el tren como medio de enlazar con el metro, así que ahora cada día paso por la estación de Getafe Centro para pillar la C-4 con dirección a Villaverde Alto (la semana que viene ya iré directo a Sol, ¡yuju!) y al pasar por la entrada de la estación me agencio un par de diarios gratuitos. Hoy he llegado al curro a menos cinco y he aprovechado para leer la columna que siempre cierra el ADN (en la de ayer, por cierto, citaban a Irvine Welsh) y me ha gustado tanto, que la he recortado y me la he guardado en la cartera. La columna hablaba de las lágrimas. De su función de humedecer la tierra baldía del alma, para que germinen nuevos brotes de esperanza... desde luego, es innegable que las lágrimas tienen cierta función liberadora, puede que a algunos les parezca un signo de debilidad, de derrota ante los avatares de la existencia. No lo sé, yo creo que las lágrimas pueden reconfortar en un momento dado y ser un buen método para purificar los males y tratar de recuperar la fuerza para afrontar los problemas por nosotros mismos cuando el mundo se desmorona a nuestro alrededor: "Sólo estamos solos cuando nos abandonamos a nosotros mismos" concluye la columna.
Supongo que una buena manera de no abandonarse a uno mismo consiste en adaptarse a los cambios y en tomar las decisiones más convenientes, venciendo miedos, asumiendo las circunstancias y soltando alguna lagrimilla... de vez en cuando.
Uno de los detalles asociados a mi nueva situación ha sido el cambio en la elección del medio de transponte utilizado a diario para desplazarme al trabajo; básicamente he sustituido el autobús por el tren como medio de enlazar con el metro, así que ahora cada día paso por la estación de Getafe Centro para pillar la C-4 con dirección a Villaverde Alto (la semana que viene ya iré directo a Sol, ¡yuju!) y al pasar por la entrada de la estación me agencio un par de diarios gratuitos. Hoy he llegado al curro a menos cinco y he aprovechado para leer la columna que siempre cierra el ADN (en la de ayer, por cierto, citaban a Irvine Welsh) y me ha gustado tanto, que la he recortado y me la he guardado en la cartera. La columna hablaba de las lágrimas. De su función de humedecer la tierra baldía del alma, para que germinen nuevos brotes de esperanza... desde luego, es innegable que las lágrimas tienen cierta función liberadora, puede que a algunos les parezca un signo de debilidad, de derrota ante los avatares de la existencia. No lo sé, yo creo que las lágrimas pueden reconfortar en un momento dado y ser un buen método para purificar los males y tratar de recuperar la fuerza para afrontar los problemas por nosotros mismos cuando el mundo se desmorona a nuestro alrededor: "Sólo estamos solos cuando nos abandonamos a nosotros mismos" concluye la columna.
Supongo que una buena manera de no abandonarse a uno mismo consiste en adaptarse a los cambios y en tomar las decisiones más convenientes, venciendo miedos, asumiendo las circunstancias y soltando alguna lagrimilla... de vez en cuando.
martes, 23 de junio de 2009
Tiempo: La Maldición del Replicante
"Time... what is time?", así reza el estribillo de un tema de Blind Guardian. Es un habitual de la banda alemana inspirarse en obras literarias al componer sus canciones. En este caso, Hansi Kürsch -vocalista y compositor de BG- se basó en la película Blade Runner de Ridley Scott. Es importante aclarar que la canción está inspirada en la película y no en el libro de Phillip K. Dick "¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?" que a su vez inspiró el film, y es que los contenidos y la carga filosófica de ambas obras difieren notablemente, hasta el punto de que se dice que el propio Scott ni siquiera había leído la novela de Dick cuando se llevó a cabo el rodaje de la película. Por lo tanto, yo prefiero considerar la película y la novela como obras totalmente diferenciadas.
Algunos de los conceptos filosóficos de la cinta de Scott pueden verse resumidos en la mencionada canción de Bilnd Guardian; los seres llamados replicantes son androides de aspecto totalmente humano, y sus capacidades han llegado a superar a las de sus creadores, incluyendo sus aptitudes intelectuales. No obstante, los replicantes cuentan con un sistema de seguridad para evitar que se revelen contra sus diseñadores humanos: Una longevidad limitada, una "fecha de caducidad", que es ignorada por los propios androides. Otra herramienta de control integrada en el diseño de los replicantes consiste en la introducción de recuerdos, es decir, los androides ignoran su verdadera naturaleza artificial, ya que tienen recuerdos de su infancia y juventud, y por lo tanto, se consideran a sí mismos como humanos a todos los efectos. El problema se produce cuando descubren la amarga realidad ("Time what is time/Unlock the door/And see the truth"). El concepto de tiempo cumple por lo tanto una doble función en la estructura filosófica puesta de manifiesto por Hansi Kürsch en su canción. Por un lado, tenemos la cuestión del tiempo de vida limitado del que gozan los replicantes. Esta fecha de caducidad podría considerarse como una alegoría de la propia mortalidad del hombre. El destino tiene reservada una fecha de caducidad para todo ser humano, la diferencia estriba en que el destino no está establecido de antemano, al contrario de la fecha en la que los replicantes dejarán de existir, perdiéndose "como lágrimas en la lluvia".
La otra característica del tiempo reflejada en la letra de la canción es la que se refiere al pasado. Los recuerdos introducidos artificialmente en las áreas del subconsciente de los replicantes tienen la complejidad de los recuerdos de cualquier ser humano. Recuerdos de tiempo, un tiempo que jamás transcurrió, pero al cual se aferran pese a ser conscientes de su falsedad, de que se trata tan solo de fotografías trucadas… "I know it's all a lie/I'll remember the past life/And I'll remember time...".
Algunos de los conceptos filosóficos de la cinta de Scott pueden verse resumidos en la mencionada canción de Bilnd Guardian; los seres llamados replicantes son androides de aspecto totalmente humano, y sus capacidades han llegado a superar a las de sus creadores, incluyendo sus aptitudes intelectuales. No obstante, los replicantes cuentan con un sistema de seguridad para evitar que se revelen contra sus diseñadores humanos: Una longevidad limitada, una "fecha de caducidad", que es ignorada por los propios androides. Otra herramienta de control integrada en el diseño de los replicantes consiste en la introducción de recuerdos, es decir, los androides ignoran su verdadera naturaleza artificial, ya que tienen recuerdos de su infancia y juventud, y por lo tanto, se consideran a sí mismos como humanos a todos los efectos. El problema se produce cuando descubren la amarga realidad ("Time what is time/Unlock the door/And see the truth"). El concepto de tiempo cumple por lo tanto una doble función en la estructura filosófica puesta de manifiesto por Hansi Kürsch en su canción. Por un lado, tenemos la cuestión del tiempo de vida limitado del que gozan los replicantes. Esta fecha de caducidad podría considerarse como una alegoría de la propia mortalidad del hombre. El destino tiene reservada una fecha de caducidad para todo ser humano, la diferencia estriba en que el destino no está establecido de antemano, al contrario de la fecha en la que los replicantes dejarán de existir, perdiéndose "como lágrimas en la lluvia".
La otra característica del tiempo reflejada en la letra de la canción es la que se refiere al pasado. Los recuerdos introducidos artificialmente en las áreas del subconsciente de los replicantes tienen la complejidad de los recuerdos de cualquier ser humano. Recuerdos de tiempo, un tiempo que jamás transcurrió, pero al cual se aferran pese a ser conscientes de su falsedad, de que se trata tan solo de fotografías trucadas… "I know it's all a lie/I'll remember the past life/And I'll remember time...".
jueves, 4 de junio de 2009
¿Pero qué...?
Hoy cuando he llegado al andén de Legazpi, he flipado al comprobar que en los paneles de información podía leerse: "Próximo tren en 9 minutos". ¡9 minutos! ¿pero qué coño...? con la tontería he llegado tarde, claro.
jueves, 21 de mayo de 2009
VII
Y soñar…
soñar que soñaba contigo.
Latido sordo,
sordo despertar,
amargo destino.
Nube de silencio
que anuncia el final del camino,
retenido el momento,
retenido el lugar,
retenidos los besos que dejas pasar.
Y soñar…
soñar que soñaba contigo.
Que podía perder,
que podía ganar.
soñar que soñaba contigo.
Latido sordo,
sordo despertar,
amargo destino.
Nube de silencio
que anuncia el final del camino,
retenido el momento,
retenido el lugar,
retenidos los besos que dejas pasar.
Y soñar…
soñar que soñaba contigo.
Que podía perder,
que podía ganar.
martes, 12 de mayo de 2009
Las Crónicas del Pájaro Gris. Episodio III:Recuerdos de Term-Lar VI
La estrella Term-Lar arrojaba su brillante luz amarilla sobre la pálida superficie del sexto planeta del sistema, una roca polvorienta y olvidada en la inmensidad del espacio. De improviso, una luz centelleante perturbó la tranquilidad del vacío y el Pájaro Gris apareció de la nada, para a continuación alabear a babor, permitiendo que la luz de la estrella bañara el lado derecho del casco, y provocando blancos destellos en las escotillas de estribor.
En el interior de la carlinga, el capitán Torres manejaba con suavidad milimétrica los mandos, trazando una ligera curva a la izquierda y después a la derecha, en dirección a la superficie de Term-Lar VI. A su lado, Relda Calter observaba su consola con su habitual tensión reflejada en el rostro.
-Esta roca es un yermo –dijo en tono ausente- jamás podremos salir de aquí, a no ser que alguien nos encuentre…
-Atrapados en la nada –dijo Prodipo a su espalda.
Xatugh Rundesert observaba en silencio y con gesto impasible desde la parte trasera de la cabina, mientras Aki desviaba momentáneamente su atención de los mandos para dirigirla a sus compañeros.
-Mejor atrapados aquí, que hechos pedazos –dijo tratando de transmitir empaque tranquilizador a sus palabras, pero fracasando a juzgar por la expresión aún tensa de Relda- además, puede que no esté todo perdido. Conozco algunas cosas sobre este planeta, y es posible que podamos encontrar algo de utilidad ahí abajo.
Volvió de nuevo a centrar sus sentidos en la navegación y prosiguió:
-Este sistema fue un importante puerto en tiempos de la Antigua República…
-¿esto? –interrumpió Prodipo con su habitual desdén- debes estar de broma.
-De hecho –continuó Aki, sin inmutarse- se convirtió en parada casi obligatoria para las naves que realizaban la Ruta Mareckeana, un itinerario comercial muy utilizado en tiempos, aunque ya suprimido de las cartas de navegación.
-¿Qué pasó? –preguntó Relda, levantando al fin sus ojos de la consola y dirigiendo una mirada intensa hacia su capitán.
Aki dudó un instante en responder y fue Xatugh el primero en hablar:
-La muerte… -su voz grave y bien modulada pareció retumbar en la carlinga y en los tímpanos de los presentes. Tras unos segundos, Aki tragó saliba.
-Es algo que no se sabe a ciencia cierta. –continuó el capitán- Los archivos hablan de una epidemia, una especie de agente infeccioso que se transmitía por el aire, y que terminó en pocas semanas con la vida de la práctica totalidad de la población del planeta.
Prodipo dejó que se dibujara una extraña expresión en su rostro.
-Ah bueno –dijo con su boca torcida en una mueca teatral- si solo es eso, no se me ocurre otro lugar donde podamos estar mejor, será como unas vacaciones, eh Relda ¿Qué te parece?, nuestro capitán ya se ha vuelto completamente loco… sí, seguro que es mucho mejor morir lentamente de una bonita infección súper contagiosa que hecho pedazos por el láser de un crucero imperial…
Aki miró con forzada dureza al tahur.
-No tenemos alternativa, Prodipo –dijo mientras una gota de sudor descendía por su frente- el hiperimpulsor está dañado y no podremos realizar más saltos hasta que esté reparado… además ya he pensado en ello; nosotros nos quedaremos en la nave y mandaremos a Wally para que realice un reconocimiento de la zona en busca de algo que pueda servirnos de ayuda…
-Yo acompañaré al androide –la voz de Xatugh irrumpió de nuevo en la sala- si esa historia es cierta y ese agente infeccioso continúa en el planeta, no me afectará.
Tras decir estas palabras, el joven Jedi giró sobre sus talones y se perdió en el interior de la nave. Prodipo se dejó caer en su asiento.
-Desde luego, no seré yo el que le lave la ropa cuando regrese del “reconocimiento”. –dijo con una media sonrisa.
La nave continuó su lento descenso y los tres miembros de la tripulación que quedaban en la cabina pudieron distinguir unas estructuras informes de lo que debió ser una importante urbe, ahora prácticamente irreconocible por el paso del tiempo y por el lento pero incesante efecto de la erosión. Una fina capa de polvo grisáceo parecía cubrir toda la superficie planetaria y la totalidad de las estructuras, dando al conjunto un aspecto fantasmagórico, más pronunciado si cabe a causa de la pálida luz del sol, tan brillante desde el espacio, y ahora tan tenue al ser filtrada por la pesada atmósfera, que cubría con una aparentemente fina capa de nubes la totalidad del planeta, sin dejar un solo claro. La nave recorrió unos kilómetros atravesando la ciudad abandonada, cuyas estructuras componían un grotesco espectáculo de edificios bajos derruidos por el total abandono y de otros más altos, igualmente cubiertos por el polvo y por el olvido.
Unos instantes después, el Pájaro inició el aterrizaje en lo que debió de ser el angar de un concurrido puerto espacial, provocando una espesa nube de polvo, barrida al instante por una repentina racha de viento que silvó tristemente entre los escombros.
Continuará...
En el interior de la carlinga, el capitán Torres manejaba con suavidad milimétrica los mandos, trazando una ligera curva a la izquierda y después a la derecha, en dirección a la superficie de Term-Lar VI. A su lado, Relda Calter observaba su consola con su habitual tensión reflejada en el rostro.
-Esta roca es un yermo –dijo en tono ausente- jamás podremos salir de aquí, a no ser que alguien nos encuentre…
-Atrapados en la nada –dijo Prodipo a su espalda.
Xatugh Rundesert observaba en silencio y con gesto impasible desde la parte trasera de la cabina, mientras Aki desviaba momentáneamente su atención de los mandos para dirigirla a sus compañeros.
-Mejor atrapados aquí, que hechos pedazos –dijo tratando de transmitir empaque tranquilizador a sus palabras, pero fracasando a juzgar por la expresión aún tensa de Relda- además, puede que no esté todo perdido. Conozco algunas cosas sobre este planeta, y es posible que podamos encontrar algo de utilidad ahí abajo.
Volvió de nuevo a centrar sus sentidos en la navegación y prosiguió:
-Este sistema fue un importante puerto en tiempos de la Antigua República…
-¿esto? –interrumpió Prodipo con su habitual desdén- debes estar de broma.
-De hecho –continuó Aki, sin inmutarse- se convirtió en parada casi obligatoria para las naves que realizaban la Ruta Mareckeana, un itinerario comercial muy utilizado en tiempos, aunque ya suprimido de las cartas de navegación.
-¿Qué pasó? –preguntó Relda, levantando al fin sus ojos de la consola y dirigiendo una mirada intensa hacia su capitán.
Aki dudó un instante en responder y fue Xatugh el primero en hablar:
-La muerte… -su voz grave y bien modulada pareció retumbar en la carlinga y en los tímpanos de los presentes. Tras unos segundos, Aki tragó saliba.
-Es algo que no se sabe a ciencia cierta. –continuó el capitán- Los archivos hablan de una epidemia, una especie de agente infeccioso que se transmitía por el aire, y que terminó en pocas semanas con la vida de la práctica totalidad de la población del planeta.
Prodipo dejó que se dibujara una extraña expresión en su rostro.
-Ah bueno –dijo con su boca torcida en una mueca teatral- si solo es eso, no se me ocurre otro lugar donde podamos estar mejor, será como unas vacaciones, eh Relda ¿Qué te parece?, nuestro capitán ya se ha vuelto completamente loco… sí, seguro que es mucho mejor morir lentamente de una bonita infección súper contagiosa que hecho pedazos por el láser de un crucero imperial…
Aki miró con forzada dureza al tahur.
-No tenemos alternativa, Prodipo –dijo mientras una gota de sudor descendía por su frente- el hiperimpulsor está dañado y no podremos realizar más saltos hasta que esté reparado… además ya he pensado en ello; nosotros nos quedaremos en la nave y mandaremos a Wally para que realice un reconocimiento de la zona en busca de algo que pueda servirnos de ayuda…
-Yo acompañaré al androide –la voz de Xatugh irrumpió de nuevo en la sala- si esa historia es cierta y ese agente infeccioso continúa en el planeta, no me afectará.
Tras decir estas palabras, el joven Jedi giró sobre sus talones y se perdió en el interior de la nave. Prodipo se dejó caer en su asiento.
-Desde luego, no seré yo el que le lave la ropa cuando regrese del “reconocimiento”. –dijo con una media sonrisa.
La nave continuó su lento descenso y los tres miembros de la tripulación que quedaban en la cabina pudieron distinguir unas estructuras informes de lo que debió ser una importante urbe, ahora prácticamente irreconocible por el paso del tiempo y por el lento pero incesante efecto de la erosión. Una fina capa de polvo grisáceo parecía cubrir toda la superficie planetaria y la totalidad de las estructuras, dando al conjunto un aspecto fantasmagórico, más pronunciado si cabe a causa de la pálida luz del sol, tan brillante desde el espacio, y ahora tan tenue al ser filtrada por la pesada atmósfera, que cubría con una aparentemente fina capa de nubes la totalidad del planeta, sin dejar un solo claro. La nave recorrió unos kilómetros atravesando la ciudad abandonada, cuyas estructuras componían un grotesco espectáculo de edificios bajos derruidos por el total abandono y de otros más altos, igualmente cubiertos por el polvo y por el olvido.
Unos instantes después, el Pájaro inició el aterrizaje en lo que debió de ser el angar de un concurrido puerto espacial, provocando una espesa nube de polvo, barrida al instante por una repentina racha de viento que silvó tristemente entre los escombros.
Continuará...
jueves, 23 de abril de 2009
No lo Sientas
Mis manos tienen un aspecto extraño bajo la luz mortecina del monitor. Parecen más viejas, más débiles. Extrañas sombras se proyectan sobre mi piel; falanges y nudillos, venas…
Ayer. Ayer atravesaba la plaza hacia la puerta del cine, había una mujer con un vaso de cartón que me dijo algo, mirándome a los ojos. No pude captarlo porque tenía puestos los auriculares, desvié la mirada y balbuceé algo así como “no… lo siento”. Entonces la mujer dijo “no, no lo sientas”. Y yo proseguí con mi existencia.
Ayer. Ayer atravesaba la plaza hacia la puerta del cine, había una mujer con un vaso de cartón que me dijo algo, mirándome a los ojos. No pude captarlo porque tenía puestos los auriculares, desvié la mirada y balbuceé algo así como “no… lo siento”. Entonces la mujer dijo “no, no lo sientas”. Y yo proseguí con mi existencia.
Batería Baja
Mi mente está vacía.
Tengo que gestionar una reclamación.
Ya la he gestionado.
Soy un crack, por tanto.
Siempre tengo sueño.
Vivo encogido, con un nudo en el estómago, hasta que llega la tarde y las nubes abandonan mi encéfalo.
Hoy luce el sol, y sus rayos derraman vitalismo sobre las plantas de los balcones del otro lado de la calle.
Me gusta el sol, la sensación cálida en [1.200 de estéticos... hasta luego] mi piel; millones de terminaciones nerviosas no desperdiciadas del todo.
Sueño.
Tiempo.
Hoy he vuelto a dormir como el culo.
Nuevos sueños inquietantes, no los recuerdo.
Se me acaba la batería, joder.
Tengo que gestionar una reclamación.
Ya la he gestionado.
Soy un crack, por tanto.
Siempre tengo sueño.
Vivo encogido, con un nudo en el estómago, hasta que llega la tarde y las nubes abandonan mi encéfalo.
Hoy luce el sol, y sus rayos derraman vitalismo sobre las plantas de los balcones del otro lado de la calle.
Me gusta el sol, la sensación cálida en [1.200 de estéticos... hasta luego] mi piel; millones de terminaciones nerviosas no desperdiciadas del todo.
Sueño.
Tiempo.
Hoy he vuelto a dormir como el culo.
Nuevos sueños inquietantes, no los recuerdo.
Se me acaba la batería, joder.
miércoles, 15 de abril de 2009
Sin Título 2
Demasiado alcohol y demasiado poco sexo. Envejecimiento acelerado.
Cuchillas asesinas en el reino de las pesadillas, donde el amor es un fugitivo que huyó hace tiempo.
Cuchillas asesinas en el reino de las pesadillas, donde el amor es un fugitivo que huyó hace tiempo.
Asfalto Empapado
La superficie lisa de las baldosas reflectaba la luz de la única farola de la calle con un brillo espectral y amarillento, mientras una fina pero constante llovizna impregnaba tristemente el silencio de la noche.
Me encontraba apoyado contra una fachada envejecida, apenas protegido por la fina capucha de mi abrigo, ajeno al frío, hipnotizado por el cadencioso palpitar del agua al precipitarse contra el suelo y por el fugaz sonido de los neumáticos al pasar sobre el asfalto empapado.
No lograba recordar.
Algo en mi interior… el rastro de una imagen, de unas palabras. Había algo que peleaba por abrirse paso en el interior de mi mente cansada, quizá la razón por la cual me encontraba en ese lugar.
Alcé la vista dejando que las finas gotas empapasen mi rostro y enjugasen mis lágrimas. Entonces recordé. Su rostro… ella me observaba fijamente con una mezcla de lástima y reproche, con los ojos tristes pero con un brillo sobrecogedor, con una mirada tan intensa que apenas pude mantenerla unos segundos antes de darme por vencido y bajar la cabeza, seguro de mi derrota.
Fueron mis palabras las que lo provocaron, esas palabras largo tiempo enquistadas en mi pecho y extirpadas en aquel repentino arrebato. Palabras sencillas, las únicas con las que puede ser expresada la verdad, que es pura, simple, y a menudo… de una crueldad infinita.
Me encontraba apoyado contra una fachada envejecida, apenas protegido por la fina capucha de mi abrigo, ajeno al frío, hipnotizado por el cadencioso palpitar del agua al precipitarse contra el suelo y por el fugaz sonido de los neumáticos al pasar sobre el asfalto empapado.
No lograba recordar.
Algo en mi interior… el rastro de una imagen, de unas palabras. Había algo que peleaba por abrirse paso en el interior de mi mente cansada, quizá la razón por la cual me encontraba en ese lugar.
Alcé la vista dejando que las finas gotas empapasen mi rostro y enjugasen mis lágrimas. Entonces recordé. Su rostro… ella me observaba fijamente con una mezcla de lástima y reproche, con los ojos tristes pero con un brillo sobrecogedor, con una mirada tan intensa que apenas pude mantenerla unos segundos antes de darme por vencido y bajar la cabeza, seguro de mi derrota.
Fueron mis palabras las que lo provocaron, esas palabras largo tiempo enquistadas en mi pecho y extirpadas en aquel repentino arrebato. Palabras sencillas, las únicas con las que puede ser expresada la verdad, que es pura, simple, y a menudo… de una crueldad infinita.
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