Lluvia Ácida

"El metro de nuevo. Hoy estoy en modo escuchoaivanferreiroyodioalostíos. Últimamente los tíos me dan asco. A las tías no las odio, a las tías les tengo miedo... no debí haber tomado ese copazo en mi queo antes de irme con el puto Cobol a tomar cañas... pfff, este tema no puedo escucharlo... hay un tío delante de mí, de unos 45 tacos, tiene el pelo gris y apelmazado, que es más de lo que yo puedo decir. Observo su perfil, me centro en su ojo derecho, es fascinante cómo lo odio. Odio a todos los tíos. Lo más preocupante del tema es que yo soy uno, por lo que la sombra del autoaborrecimiento ronda sobre mí, amenazando con arrojar una súbita descarga de fea y espesa lluvia ácida que atravesaría mi endeble coraza emocional.
Joder, me apetece cantar. Cantar es de las cosas que me relajan, que arrancan la angustia de mi pecho, cantar y la mastubación. Aquí embutido en este vagón no puedo hacer ni una cosa ni la otra.
Días Azules, como no toquen este tema en el concierto, solicitaré la devolución del importe de mi entrada, eso en caso de que el concierto finalmente se lleve a cabo, porque La Riviera sigue cerrada; el pasado finde había un concierto programado y finalmete fue cancelado y el de Muchachito del próximo sábado ha sido trasladado a La Cubierta, acoplado en un festival de música alternativa. Así las cosas no es descartable que me quede sin concierto de IF. Necesito ir a ese concierto... no tenía que haberme tomado ese copazo...

...

El viaje de regreso es una marcianada total. Cuando subo al metro, el vagón parece estar habitado por seres de ultratumba, destaca un vejete con la cabeza llena de costras, un aparato en el oído y los párpados como caídos y super rojos. También hay una pava sentada en el suelo del vagón con la mirada perdida y un tipo alto con coleta y pendientes de aro que parece salido del vestuario del ogro del Soirarkis Servi Stadium de Middenheim. Cuando llegamos a Callao se sube un señor de unos setenta años con un gorro de lana, que intenta agarrarse a la barra que hay junto a la pava de mirada perdida, y al ver que no llega bien debido a que la chica está sentada, se abre paso a empujones hacia donde estoy yo, que voy apoyado en la puerta y comienza a refunfuñar como un cosaco, apenas puedo distinguir lo que dice pero hay una frase que sí que logro captar, ya que prácticamente me la espeta en las narices: "mujer tenía que ser" me suelta el pavo como buscando mi apoyo de camarada del género masculino. Lo siento amigo, pero hoy no es el día indicado para que me una a tí en una absurda cruzada por la supremacía del macho, ni mucho menos. Me limito a ponerme los cascos y a continuar con mi libro, pero detengo la lectura al reflexionar acerca de que creo que es la primera vez que escucho esa frase pronunciada totalmente en serio. Siempre es algo que se dice medio con la boca pequeña, sin que el que lo pronuncie se lo llegue a creer del todo, no sé, igual es que soy demasiado bienpensante o a lo mejor es que la gente con la que procuro relacionarme suele tiener dos dedos de frente... qué fuerte...
El caso es que estoy algo malrroyado por el ambiente enrrarecido del vagón y el cansancio que llevo encima por no haber dormido bien y tal, así que me pongo a escuchar el Toxicity de SOAD, que siempre me sienta bien en estas situaciones, no sé muy bien por qué. Lo escucho el resto del viaje en metro hasta que me subo a mi autobús. Por la ventanilla observo el aterdecer. Respiro profundamente."

Bueno, os dejo con esta genialidad hecha canción de Iván Ferreiro (el vídeo es algo cutrecillo)...