jueves, 28 de enero de 2010

Sueño 28/01/2010

Estoy en una terraza de verano tomando algo con unos amigos
(no recuerdo quienes). Hay un grupo de música Jazz tocando y
el batería es Eduard Punset, que lo está clavando. Nos
levantamos para hacer algo que no recuerdo y enseguida viene
un grupo de gente entre los que está un tío del curro -al que apenas conozco porque es de otro departamento- a ocupar la mesa, y nosotros les decimos que se piren, que la mesa la
tenemos ocupada y que vamos a volver. No recuerdo nada más.

8 comentarios:

CobolFreak dijo...

Dios Punset, ese idolo de masas tocando la batera.

Topito dijo...

¿Porque leches sueñas con Punset tio?

sKafandra dijo...

Ojalá encontrara alguna explicación... seguramente sea algo sexual.

Little Marta dijo...

yo creo que la culpa la tuvo la noche que vimos redes y a Punset doblandose a si mismo!

sKafandra dijo...

Bueno, en realidad el sueño lo tuve antes de que le viéramos el otro día... mi obsesión ya venía de lejos.

CobolFreak dijo...

Igual eres como....


[spoiler] Desmont y tienes visiones del futuro[/spoiler]

sKafandra dijo...

Pues tendría más sentido que lo del sexo.

Micaela Sosa dijo...

"Nos movemos con los ojos cerrados y los oídos tapados: derribamos muros en los que hay puertas que esperan ser abiertas al tacto; buscamos a tientas escaleras, olvidando que tenemos alas; rezamos como si Dios estuviera sordo y ciego, como si estuviese en un espacio. No es de extrañar que no reconozcamos a los ángeles que andan entre nosotros.
Un día será agradable recordar estas cosas." (Henry Miller, Nexus, pág. 60, traducción Nahuel Karg)
Jean-Paul Sartre, Las palabras, Ed. La Página S.A., 2003, Bs. As, Argentina
“Anne-Marie, la hija menor, pasó la infancia en una silla. La enseñaron a aburrirse, a estar derecha, a coser. Tenía dotes; creyeron que era distinguido dejarlos sin cultivar. Brillo; tuvieron el cuidado de ocultárselo. Estos burgueses modestos y orgullosos opinaban que la belleza estaba por encima de sus medios y por debajo de su condición; la permitían en las marquesas y en las putas.” (pág. 10)