jueves, 9 de diciembre de 2010

Insomnes Mandarinas

Voy en el tren de camino al trabajo dentro de mi estado de permanente somnolencia. Estoy de pie y delante de mí hay una señora sentada pelando una mandarina. Leo la siguiente frase de Charles Bukowsky: "Cuando Amor se convierte en una orden, Odio puede convertirse en un placer." A veces las cosas son tan obvias, que sin embargo se hace necesario que alguien las exponga sin más, para reparar en ellas.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Calma Pétrea

Me escapo un instante de la mundanidad rastrera, de la perversidad puntiaguda que atraviesa la carne de los sueños e inunda de sangre oscura el suelo de brillante porcelana.

Resbaladiza calma blanca y pétrea, fría y desnuda.

miércoles, 23 de junio de 2010

Somos

Somos islas que transitan
por un mar de lava ardiente,
somos flores repartidas
que comparten su simiente.

Somos luz y somos sombra,
somos voz y melodía,
somos sangre derramada,
fuentes de melancolía.

Somos viento que se pierde,
que no encuentra la salida,
somos tiempo derrochado,
somos juventud perdida.

Siento el frío de tus ojos,
siente el agua mis mejillas,
yo soy carne y tu eres humo,
somos nada vida mía.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Día 738. Mitología Escandinava.

Me despierto a las seis. No recuerdo lo que he soñado, pero en mi cabeza se han quedado suspendidos los nombres de tres periódicos británicos sin saber por qué: el Daily Mail, el Daily Mirror y el Daily Planet. No. El Planet es el periódico en el que trabaja Superman.
Me levanto y decido experimentar con mi vestuario; me pongo una camiseta roja debajo de una camisa negra, descartando metérmela por dentro del pantalón. Cuando me miro al espejo, observo que la camisa está bastante arrugada, pero me da igual. Me siento más cómodo vestido como un mamarracho que con traje y corbata. Desayuno y salgo de casa.
En la calle se está de puta madre, hace una temperatura perfecta. Cojo el tren por los pelos gracias a un espectacular sprint que deja atónitos al resto de usuarios de la estación con los que me cruzo. Una vez en el vagón ojeo el periódico. Me pongo música, seleccionando un álbum para que salte una canción de manera aleatoria, con la suerte de que justo suena el tema que me apetecía escuchar. Si creyera en la suerte, pensaría que hoy puede ser un día afortunado, que no voy a morirme de sueño y aburrimiento en el trabajo... y poco más, la verdad. No aspiro a mucho, lo cual podría ser bastante deprimente, pero lo cierto es que no me importa una mierda.
En Sol hago trasbordo y me dirijo con mis auriculares al andén de metro, donde me encuentro de frente con un pavo que me quiere hacer una encuesta, me recuerda a cuando estuve yo trabajando haciendo encuestas, menuda mierda. Estuve solo un día. Le digo que no y me monto en el metro.
Cuando llego al trabajo, mi compañero de enfrente me dice algo acerca de mi indumentaria. Le miro fijamente.
-Ya sabes tío, viernes casual y tal. -le digo.
-Aquí no tenemos de eso... y además es martes.
Me quedo sin saber qué responder ante tan incontestable afirmación, así que me encojo de hombros con cara de idiota y me dedico a lo mío.
Al rato mi compañero empieza a relatarme un escarceo sexual que ha protagonizado durante el fin de semana y yo empiezo a experimentar una sensación que mezcla admiración, envidia y odio irracional.
Para despejarme decido ir a dar un paseo hasta el baño, donde, tras echar un meo, me echo un vistazo en el par de espejos que hay en el baño, mucho mejores que el que tengo en mi casa; mi vestimenta me enrolla bastante, la verdad, pero me hace falta un afeitado y un corte de pelo, además me ha salido una espinilla encima del ojo derecho que confiere a mi aspecto un aire de gilipollas lamentable de lo más conseguido.
A las diez en punto me bajo al bar con otro compañero. Pido un café con leche y una tostada con mermelada de melocotón. En el local hay dos máquinas tragaperras. Una de ellas, de temática vikinga, está ocupada por un señor que juega con un estilo y un desparpajo que jamás creí posible contemplar en alguien que está jugando a las tragaperras; va y viene de la barra a la máquina y de la máquina a la barra con un cigarro en la mano y un carisma arrollador, como si no fuera con él la cosa, pavoneándose ante sus compadres que asienten como idiotas ante las gilipolleces que suelta acerca de vete tú a saber qué chorrada. Mientras, una voz desde el interior de la tragaperras va soltando frases grabadas.
Cuando nos traen nuestros pedidos, empezamos a poner a parir a un capullo de la oficina.
-Ese tío [¡POR ODÍN!] es un gilipollas.-Digo con vehemencia antes de atacar mi tostada.
Mi colega le da un sorbo a su colacao sin dejar de mirarme.
-Con la última que ha [¡AVANCE: UNO, DOS!] montado ha tocado fondo- dice mientras traga.-No voy a volver a dirigirle la palabra.
-Es un hijoputa de tomo y lomo, un auténtico cabronazo [¡MARTILLO DE TOOOOOOORRRRRR!].
-Ya te digo -vuelve a asentir mi compadre.- Además es un mentiroso de la hostia...
-Mentiroso compulsivo -le corrijo con el tenedor en alto.-El tío se cree sus propias mentiras, es una especie de sistema que utiliza para tratar de dar verosimilitud [¡POR ODÍN!] a las gilipolleces que suelta por ese buzón alitósico que tiene por hocico, el muy cabrón. Es algo común en la infancia. Pero que un tío con casi [¡PREMIO!] treinta tacos salga con esas... es realmente patético. Un ejemplo de que es un hijo de puta [¡MARTILLO DE TOOOOOOORRRRRR!] de lo más lamentable.
Se produce una pausa mientras mi colega asimila mi retahíla.
-Exacto.-Dice finalmente con rostro pensativo.

Regresamos a la oficina. […]

martes, 23 de marzo de 2010

El Aroma de las Piruletas

Aire de primavera,
con el sol regando mis macetas
disfruto en mi esfera
del sabor de tus tetas
y el dulce aroma de las piruletas.

jueves, 18 de marzo de 2010

Dosis de Cafeína

Remonto las escaleras del metro rodeado de pobres administrativos trajeados y colegialas pijas con sus peinados horribles. Giro la esquina bajo la serena luz de la mañana, respirando el fresco aire contaminado. Llego a la oficina y comienzo con el desempeño de mis funciones frente a la pantalla del ordenador.

Me bloqueo.

Mi mente se inunda de ideas que me paralizan.

El dolor de cabeza se hace insoportable.

Mi mirada se clava en la nada.

Necesito un café. Me levanto hacia la sala de la máquina pero está llena de gente, así que regreso a mi sitio y espero. Vuelvo a intentar seguir con el trabajo pero me resulta imposible, una fuerza invisible me lo impide. Pasados unos instantes vuelvo a intentar ir a por un café pero la sala sigue atestada. Necesito estar solo unos segundos mientras la máquina me prepara mi dosis de cafeína, no quiero estar rodeado de tíos con sus conversaciones displicentes sobre fútbol y política [...]

martes, 23 de febrero de 2010

IX

Cuchillos afilados
que laceran como versos perdidos
de amor inexpresado,
de errores cometidos,
de vil rencor, de sangre y de latidos.

lunes, 8 de febrero de 2010

Agorafobia

Escapar del estancamiento significa no permitir que la monotonía tome las riendas de tu destino. Significa asumir retos nuevos, llevar a cabo nuevas empresas que te lleven a vivir nuevas experiencias, nuevas sensaciones. Significa no dejar de relacionarte con nuevas personas, no dejar de buscar gente con la que compartir cosas.

A veces llega un momento en el que te das cuenta de que tu vida se ha estancado, que no hay nada nuevo por lo que mostrar interés ni retos en el horizonte. En ocasiones las emociones se convierten en una pesada losa, en cuatro paredes en las que nos sentimos seguros, pero a menudo infelices. Atrapados por voluntad propia en una caja acristalada, somos capaces de vislumbrar el mundo exterior, pero no podemos tocarlo porque nos encontramos cómodos en nuestro refugio cerrado, porque nos hemos acostumbrado a que la infelicidad sea el modo normal de estar en el mundo. Darse cuenta de ello a menudo no sirve de gran cosa. Hacen falta agallas para derrotar a la costumbre e incluso para superar emociones y estados de ánimo contraindicados.

En teoría, encontrar la puerta de salida debería no entrañar demasiada dificultad, pero atravesar ese umbral requiere de algo más que la simple concienciación de lo que es bueno o malo, requiere de la voluntad inquebrantable de querer escapar del estancamiento y sobre todo de la valentía para derrotar a la apatía, que a menudo se vuelve más peligrosa que el propio miedo.

viernes, 5 de febrero de 2010

Poder querer dejar de serlo

Pues hoy he dormido bastante bien, bueno, al menos hasta que ha sonado el despertador, claro... ese aparato infernal que nos arranca de la más completa de las felicidades oníricas. Aunque pensándolo bien, en realidad no tengo despertador, sino que utilizo la alarma del móvil. Bueno, pues eso.
El caso es que he cogido el tren y he ojeado un par de diarios gratuitos y he llegado al trabajo y he bajado al bar y me he tomado un café y comido un bocata de bacon con queso que me ha venido de perlas porque ayer apenas cené unas palomitas y unos gusanitos. Estaba en la mesa del bar mirando por la ventana y me he acordado de una piba que antes iba a desayunar de manera asidua, pero que ya hace algún tiempo que no aparece. Su pelo largo y liso era de un tono castaño oscuro y sus rasgos faciales parecían haber sido perfilados por el cincel de un escultor. Sus ojos poseían un brillo indescriptible, de una belleza insondable... bueno, seguramente no fuera para tanto, seguro que no.

De vuelta al trabajo me he puesto a escuchar a Sonata Arctica y a teclear en el ordenador.

"Sitting in a corner all alone, staring from the bottom of his soul..."

No puedo ser libre porque no poseo la voluntad.

"Runnig away from it all..."

No poseo la voluntad porque soy débil.

"Can this be wrong, it's love that is not ending,makes him insane to know......."

Soy débil porque no puedo querer dejar de serlo.

"In the mist of the morning he cannot fight anymore..."

Lo único que sé, es que es viernes y mañana no me sonará el despertador, o la alarma del móvil, mejor dicho.

lunes, 1 de febrero de 2010

Extraña reflexión acerca de la necesidad de meditar las cosas cuando en realidad no sirve para una puta mierda y tal

Pensar, pensar. Siempre estoy pensando en que tengo que pensar. Siempre estoy pensando pero luego no pienso en nada o lo que pienso no vale, en cualquier caso, para nada.

Pensar es una mierda, así que no pienso y listo. Esa es mi política de pensamiento, mi manera de pensar.

Pensar, pensar.

jueves, 28 de enero de 2010

Sueño 28/01/2010

Estoy en una terraza de verano tomando algo con unos amigos
(no recuerdo quienes). Hay un grupo de música Jazz tocando y
el batería es Eduard Punset, que lo está clavando. Nos
levantamos para hacer algo que no recuerdo y enseguida viene
un grupo de gente entre los que está un tío del curro -al que apenas conozco porque es de otro departamento- a ocupar la mesa, y nosotros les decimos que se piren, que la mesa la
tenemos ocupada y que vamos a volver. No recuerdo nada más.

miércoles, 27 de enero de 2010

Cúmulo de Despropósitos

Delante de mí, sobre mi mesa, hay un calendario corporativo, donde aparecen unos pingüinos en un paisaje nevado. Algunos toman el sol, otros pasean envueltos en una bufanda azul y verde y otros juegan a lanzarse bolas de nieve. Qué extraño ¿no?, ¿cómo puede un pingüino hacer todo eso?, excepto lo de tomar el sol, todo lo demás parece inverosímil. Bueno, en realidad lo del pingüino tomando el sol también parece bastante absurdo, dado que el tío lleva unas gafas de sol. Un sin sentido total.
Pero la cadena de incoherencias no acaba ahí, para el mes que viene tenemos un sol con ojos y boca sonriente, rodeado de objetos tales como un árbol, un semáforo, una mariposa, un caracol, un edificio…, colocados de forma prácticamente aleatoria. A la hora de elegir, casi que me quedo con el pingüino con bufanda.

Seguiremos informando.